El madrileño Jorge Iglesias, finalista en Albacete

EL PODER DEL TESÓN

Jorge Iglesias es uno de esos casos de deportistas inconformistas, de los que basan su vida en el trabajo, trabajo y trabajo. Cuando hablamos de tenis en silla de ruedas, diríamos que hay jugadores que nacen con un talento natural, siempre recuerdo a Roberto Chamizo cuando hablo de talento, y otros que nacen con un espíritu de lucha y de sacrificio difíciles de comparar. Y este es el caso de Jorge Iglesias, un chico que ya ganó todo lo que tenía que ganar en el baloncesto en silla de ruedas y que, un buen día, decidió probar suerte en otras lides y, tras un efímero paso por el pádel, comenzó a entrenar duro en la pista dura de la Federación de Tenis y poco a poco empezó a divertirse, siempre el primer paso para llegar a competir.

Hoy en día está instalado en el TOP-10 nacional y cada torneo nos sorprende con nuevas mejoras, tanto en el aspecto táctico, que tan bien ha trabajado con su entrenador Carlos Muñoz, como en el aspecto técnico, ya que el manejo y dominio de la silla lo tenía más que entrenado. Este pasado fin de semana llegaba a su primera final en un Torneo Nacional, después de deshacerse de tenistas que antes le superaban con facilidad. Solo el talento, otra vez, del sevillano Arturo Montes le impidió alzarse con el triunfo, pero Jorge ya había triunfado, de hecho, siempre triunfa, porque jamás se deja ni un gramo de energía en su interior y ese es su poder, el poder del tesón.

Por Enrique Álvarez